EL SISTEMA BRAILLE
ANTECEDENTES HISTÓRICOS:
Haciendo una breve síntesis sobre la educación de los ciegos a través de la historia, habría que decir que las personas ciegas han sido marginadas en todas las épocas y en casi todas las culturas.
Podríamos distinguir varias etapas hasta llegar a un reconocimiento universal de su capacidad de educación.
Hasta bien entrado el siglo XVI, los ciegos habían de dedicarse a la mendicidad para poder sobrevivir. A partir de este siglo surgen los asilos para ciegos, instituciones que no revestían, aún, un carácter educacional propiamente dicho.
Durante todo este tiempo se pensó, por lo general, que los faltos de vista eran incapaces de ser educados y que, si alguno destacaba su inteligencia y cultura, se debía a “poderes especiales”.
La idea generalizada de que se puede educar a una persona ciega es relativamente moderna. A ello contribuyó de manera excepcional el francés Valentín Haüy, que fundó en París a principios del siglo XVIII, una institución para ciegos que, por primera vez, se concebía como centro educativo.
Valentín Haüy comenzó a utilizar letras en relieve impresas sobre papel para que pudieran ser leídas por los ciegos. Mediante este procedimiento, que se valía de las mismas letras que la escritura normal, se editaron los primeros libros que podían ser leídos por ciegos y videntes. Este método resultó ser poco eficaz, porque aunque facilitaba la lectura, ésta se hacía de una forma muy lenta, dado que el dedo debía seguir el contorno de las letras, y la escritura se hacía complicadísima o era inexistente.
El primero que concibió la idea de la lectura de puntos en relieve fue un militar francés, Charles Barbier. El método que terminó como el sistema de lecto-escritura utilizado por los ciegos fue, en sus inicios, inventado como un código militar para que los soldados pudieran escribir y leer en la oscuridad. Junto al sistema inventó la pizarra y el punzón para la escritura táctil.
Sin embargo, el gran paso para la total inserción de los ciegos en el mundo de la palabra escrita se debe a la obra del francés Luis Braille (1809-1852). Ciego desde los tres años como consecuencia de un accidente, fue alumno y profesor del Instituto de Ciegos en París. Aprendió a leer gracias al sistema de Valentín Haüy, pero se interesó mucho por el método de Barbier. De la complejidad del sistema de Barbier, que utilizaba demasiados puntos que no podían ser abarcados en su totalidad por un solo dedo, y de acuerdo a su propia experiencia, llegó a la conclusión de que seis puntos era la máxima cantidad que podía ser percibida por la yema de los dedos de forma simultánea. En torno a la combinación de los seis puntos ideó un sistema que hoy es universalmente aceptado y que aún no ha sido superado.
Luis Braille murió sin que su sistema fuera reconocido oficialmente. Su principal obstáculo para su implantación fue el rechazo de las autoridades académicas que pensaban que la utilización de este sistema marginaría más a los ciegos.
Sin embargo, eran tantas las ventajas del mismo, que los propios ciegos se encargaron de popularizarlo y lograr su reconocimiento.
El Braille se define como un sistema de lecto-escritura táctil para ciegos, basado en la combinación de seis puntos en relieve, dispuestos en dos columnas verticales y paralelas de tres puntos cada una.
Este signo, formado por los seis puntos, se denomina Signo generador o elemento universal del sistema braille, o generador braille.
A partir de estas seis posiciones se puede realizar 64 combinaciones diferentes.
Braille organizó estas combinaciones en series o grupos de diez caracteres cada uno, siguiendo unas normas muy simples y pensando en las necesidades del alfabeto francés, por lo que en español existen algunas particularidades.
PREREQUISITOS PARA EL APRENDIZAJE DEL BRAILLE:
Como cualquier niño, el niño ciego necesita haber adquirido un cierto grado de desarrollo madurativo en diferentes áreas para poder iniciarse en las destrezas básicas de lectura y escritura.
El entrenamiento táctil ha de ser muy superior al del niño vidente puesto, que, ambos necesitan adquirir conceptos a través de su desarrollo motor, el niño ciego, no sólo habrá de utilizar sus destrezas motoras finas para manejar los instrumentos para la escritura, sino que el tacto será su única fuente de información en el proceso de adquisición de la lectura.
La edad cronológica de un niño no implica necesariamente su disposición para iniciar el aprendizaje de la lecto-escritura. Según Arroyo González y Martínez
González, (1988), afirma que para decidir el momento que se debe comenzar es necesario evaluar previamente su nivel de desempeño en las siguientes áreas:
· Cociente intelectual
· Dominancia y lateralidad
· Orientación espacio-temporal
· Interiorización del esquema corporal
· Independencia funcional de miembros superiores
· Coordinación bimanual e independencia de dedos
· Desarrollo perceptivo táctil y auditivo
· Dominio del lenguaje oral, expresivo y comprensivo
El usuario del sistema Braille debe cumplir conceptos básicos en las áreas:
Destrezas motrices: Reconocer, clasificar, emparejar, ordenar objetos de diferentes tamaños forma, o textura. Actividades de reconocimiento, exploración y emparejamiento para desarrollar la comprensión de las palabras, diferente, igual, grande, pequeño, etc.
Actividades de coordinación dígito-manual: En las actividades manipulativas, el niño ciego debe utilizar ambas manos con el fin de favorecer su acción conjunta y, por tanto mejorar la capacidad táctil de recogida de información.
Clasificación de texturas: Las primeras texturas empleadas deben ser claramente distintas entre sí, luego se entrenará en la discriminación de texturas con pocas diferencias.
Percepción táctil con la yema de los dedos: El niño ciego precisa desarrollar la destreza de reconocer y discriminar unas formas de otras empleando las yemas de sus dedos.
Desarrollo Senso-perceptivo: En la etapa de educación infantil el niño ciego debe adquirir un desarrollo multisensorial que compense la carencia de visión.
La percepción del espacio y ubicación en él: Es adquirida a través del movimiento, del desplazamiento y de referentes como sonido, temperatura, etc.
Las actividades que el niño debe seguir en relación a este apartado para favorecer concretamente la interiorización de la distribución de puntos dentro de la celdilla braille son:
• Reconocimiento derecha - izquierda
• Reconocimiento de posiciones arriba - en medio - abajo
• Reconocimiento de la distribución usando varios conceptos, por ejemplo: arriba y a la derecha, abajo y a la izquierda, etc.
Desarrollo de la memoria, atención y observación.
UTILIZACIÓN DEL MATERIAL
Para la escritura del Braille se emplea una regleta rectangular “Pizarra”, dividida en dos láminas superpuestas unidas en uno de sus extremos por una bisagra de tal forma que en medio de las dos se coloca el papel.
En la lámina superior hay cajetines huecos (rectángulos verticales) correspondientes a los de la lámina inferior, que van surcados, no huecos en cada cajetín de la lámina inferior están demarcados los seis puntos que conforman el signo generador.
Ahora bien, para escribir en el papel colocado en la pizarra se emplea un punzón pequeño de punta metálica, el cual va aplicándose en el punto o los puntos deseados en cada cajetín de derecha a izquierda para ir formando cada letra de las que se necesiten para conformar la palabra que se este escribiendo. Entre una palabra y la otra se deja un cajetín vacío a efectos de separarlas.
Cuando se termina de escribir en el número de renglones que contenga la pizarra con que se este escribiendo, pues las hay de diversos tamaños, se va corriendo la colocación de la pizarra hacia la parte inferior del papel, hasta que toda la hoja este totalmente escrita.
Al ir aplicando el punzón a cada punto, éste va quedando demarcado en alto relieve, de forma tal que al sacar el papel de la pizarra y darle la vuelta, los puntos en relieve quedarán hacia la superficie anterior de la hoja y así se podrá leer lo escrito, desplazando las yemas de los dedos índices por encima de estos puntos.
LA LECTURA EN BRAILLE:
La lectura en Braille no presenta excesiva dificultad en relación a la lectura en tinta. Tenga el niño vista o no se ha de enfrentar a símbolos gráficos que en un principio carecen totalmente de contenido, variando únicamente las vías sensoriales empleadas.
La lectura mediante el tacto se realiza letra a letra, y no a través del reconocimiento de palabras completas como sucede en la lectura en tinta. Se trata, por tanto, de una tarea lenta en un principio, que requiere una gran concentración, difícil de alcanzar a edades tempranas; lograr una mayor velocidad no es sólo cuestión de esfuerzos sino también de técnica y práctica.
A la hora de aprender a leer braille hay que tener en cuenta una serie de factores que intervienen en el proceso:
• El estimulo personal por aprender
• El apoyo de los demás
• La edad en que se comience a aprender
• El grado de desarrollo del tacto
• La forma en que se lleva a cabo el aprendizaje
Para leer debemos también cuidar la postura no solamente la del cuerpo de manera que la espalda permanezca recta, sino también la de las manos. Los brazos deberán colocarse simétricos al papel, las manos distendidas y relajadas, tocando los puntos con las yemas de los dedos con suavidad, evitando que una presión excesiva sobre los puntos pueda borrarlos.
Normalmente son los dedos índices los dedos que leen, deslizándose ligeramente de izquierda a derecha; evitándose el movimiento arriba/abajo, o viceversa, o los de rotación en torno a los puntos de una letra.
Se puede hablar de dos fases lectoras:
En la primera, los dedos índices deben ser usados como lectores. Los dedos índices de cada mano juntos inician la lectura en cada línea, al llegar al final de la misma se retrocede sobre ella, llegando a la mitad del renglón se desciende a la línea siguiente terminando de retroceder hasta el principio de este nuevo renglón para comenzar su lectura “lectura unimanual” .
Una segunda fase, el movimiento de las manos es doble, ya que cada una lee la mitad de un renglón. Se comienza a leer la primera línea con los dedos índices de cada mano unidos, y, al llegar hacia la mitad, la mano derecha termina de leer el renglón mientras que la mano izquierda desciende a la línea de abajo y retrocede al principio de la misma “ Lectura Bimanual “.
LA ESCRITURA DEL BRAILLE:
Para escribir a mano se precisa disponer de un regleta, un punzón y de un papel.
Para que la lectura de lo escrito a mano pueda hacerse normalmente, es decir, de izquierda a derecha, es necesario empezar a escribir de derecha a izquierda, invirtiendo el orden de la numeración de los puntos dentro del cajetín.
De esta manera el rehundido que se hace al escribir quedará como punto en relieve situado en el lugar correcto cuando se le da la vuelta al papel.
Se debe escribir siempre poniendo los puntos ordenadamente.
Antes de comenzar a escribir letras conviene adquirir mecánicamente precisión en el punteado por lo que se pueden hacer series de puntos.
Todos los puntos deben tener un relieve idéntico, de forma que la presión que ejerza el punzón sea siempre la misma en cada punto.